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Helen Hayes se ganó el título de "Primera Dama del Teatro Estadounidense" gracias a su notable carrera teatral antes de pasar al cine, donde su alcance emocional y dedicación profesional dieron lugar a actuaciones memorables en "El Pecado de Madelon Claudet" y "Aeropuerto". Su capacidad para transmitir fuerza y vulnerabilidad la hacía perfecta para papeles de madre, mientras que su formación teatral aportaba profundidad a cada personaje. La longevidad de la actriz y su continua relevancia en los cambiantes panoramas del entretenimiento demostraron la perdurabilidad del talento genuino y la profesionalidad.