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La intensa interpretación metódica de Harvey Keitel y su disposición a asumir riesgos lo convirtieron en uno de los favoritos de directores independientes como Martin Scorsese y Quentin Tarantino en películas que mostraban su cruda fuerza emocional. Estos carteles representan a un actor que aportó autenticidad y peligro a papeles que requerían tanto vulnerabilidad como amenaza. Su influencia en la interpretación contemporánea lo consolidó como uno de los intérpretes más comprometidos e intrépidos del cine.
