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La refinada voz y la sofisticada presencia de Claude Rains en pantalla lo convirtieron en uno de los actores de reparto más memorables del cine, desde el papel principal en "El hombre invisible" hasta el corrupto capitán de policía en "Casablanca", donde su capacidad para transmitir encanto y amenaza creaba villanos complejos. Su formación teatral y su precisa dicción aportaban inteligencia a cada papel, mientras que su relativamente baja estatura se veía contrarrestada por la fuerza de su personalidad. La influencia del actor en el trabajo de los personajes demostró cómo la voz y el porte podían ser más importantes que la apariencia física para crear una huella imborrable en la pantalla.
